Entre el 15% y el 25% de los estudiantes españoles presentan niveles muy elevados de ansiedad, debido sobre todo a los numerosos exámenes de diferentes materias a los que se tienen que enfrentar y que, en muchas ocasiones, generan en el alumnado un estrés que les impide obtener su mayor rendimiento académico. Así se desprende de varias investigaciones realizadas por Fernando Miralles, profesor de Psicología de la Universidad CEU San Pablo.

De este modo, el hecho de no poder controlar el nerviosismo que les causa este tipo de pruebas provoca que muchos jóvenes, aun siendo buenos estudiantes, no sepan afrontar adecuadamente exámenes tan importantes como la Evaluación para el Acceso a la Universidad. Los síntomas más frecuentes son: irritabilidad, agresividad, susceptibilidad o mal humor, insomnio, malestar físico, aparición de pensamientos negativos, ganas de dejar los estudios, miedo al fracaso y a “quedarse en blanco”.

Con el objetivo de ayudar a superar estos problemas, Miralles, que es autor de varios libros y artículos científicos sobre ansiedad, ofrece algunos consejos como encontrar un sitio apropiado para estudiar, seguir una agenda organizada para saber lo que hay que repasar, empezar por las asignaturas que peor se le den al alumno o que menos le gusten y utilizar métodos como la lectura comprensiva, el subrayado, la elaboración de esquemas y resúmenes o la aplicación de reglas nemotécnicas.

Además, el experto recomienda intentar conseguir información sobre exámenes de años anteriores, llevar una vida saludable, no ingerir comidas copiosas y realizar técnicas de relajación antes de acostarse, ya que, no dormir lo suficiente, aumenta el riesgo de que el examen no salga bien, pues “el cerebro estará cansado”.

El mismo día de la prueba, hay que evitar hacer un último repaso en profundidad, dado que esa información ya está almacenada en la memoria. Tampoco es conveniente hablar con compañeros que estén muy nerviosos, porque pueden transmitir su intranquilidad, ni comentar el temario con otros estudiantes, “pues saldrán preguntas tan difíciles que ni el profesor que lleva años impartiendo clase se habrá planteado poner en el examen”. Si aun así el alumno nota inquietud, podrá realizar alguna técnica de relajación y respirar con el abdomen.

Durante la prueba, es aconsejable leer todas las preguntas, consultar al examinador si alguna no se entiende y comenzar por aquella que mejor sepa el estudiante. También es importante llevar un reloj para controlar la hora y dejar algo de tiempo para repasar. Una forma de superar un eventual bloqueo, en el caso de que el alumno se quede en blanco o se ponga nervioso, es escribir en un folio quince palabras que empiecen por la misma letra; así desconectará un momento del examen y volverá en pocos minutos a estar concentrado.