El presidente del Gobierno ha presentado ‘España 2050’, un “ejercicio colectivo de prospectiva estratégica” que se realiza con el objetivo de decidir entre todos “qué país queremos ser dentro de treinta años”. Este proyecto, que dedica un capítulo al desafío de la educación, “probablemente el más importante de todos”, a juicio de Pedro Sánchez, plantea entre otros retos que España conquiste “la vanguardia educativa europea antes de mediados de siglo”.

El informe señala que a pesar de que el sistema educativo español ha protagonizado una “revolución” espectacular en las últimas cuatro décadas, “aún presenta un rendimiento menor que el de la mayoría de países de nuestro entorno”, algo que se aprecia en indicadores como las elevadas tasas de repetición y abandono escolar o en los resultados de aprendizaje, inferiores a los de la media de la UE-27 y la OCDE).

“Sin reformas de calado, estas carencias seguirán lastrando la prosperidad del país y la vida de nuestra población”, ya que impiden conseguir el máximo potencial de cada estudiante y tienen efectos negativos sobre el empleo, el crecimiento económico y el progreso social, según se indica en el documento, que pronostica que, de aquí a 2050, podrían abandonar prematuramente la escuela 2,2 millones de alumnos. Además, España corre el riesgo “verse superada en aprendizaje y calidad educativa por países como Portugal, Hungría o Letonia”, con lo que eso implica en cuanto a competitividad e influencia internacional.

“Para evitar este escenario -añade el estudio-, España deberá llevar a cabo reformas profundas en su sistema educativo, aprovechando las ventajas que ofrecerán tanto la digitalización como el cambio demográfico”. En este sentido, para converger con los países más avanzados de la UE, se aboga por transformar la carrera docente, modernizar el currículum, ampliar la autonomía de los centros escolares y crear un sistema de evaluación eficaz. Asimismo, se apuesta por reforzar los mecanismos de apoyo a los colectivos más desfavorecidos y potenciar la educación de 0 a 3 años, así como la Formación Profesional.

El informe también avanza que, en 2050, España tendrá 800.000 estudiantes menos de entre 3 y 15 años que ahora, lo que permitirá “duplicar el presupuesto por alumno hasta equipararlo con el que ya tiene Dinamarca sin incurrir en un incremento significativo del gasto público”. Esta circunstancia, unida a la generalización de las tecnologías digitales en los centros educativos y en los hogares, contribuirá a ofrecer una educación más personalizada, combatir con mayor eficacia el abandono o la segregación escolar, y “cosechar las ganancias de cobertura y aprendizaje que necesitamos para situarnos en la vanguardia educativa”.

El estudio presentado por Sánchez propone cincuenta objetivos que España debería alcanzar de aquí a 2050, si quiere consolidarse como uno de los países más avanzados de Europa, que se agrupan en torno a nueve grandes desafíos. Además de la conquista de la vanguardia educativa, plantea la necesidad de afrontar retos relacionados con la productividad, la formación y la recualificación de la población, el mercado de trabajo, la sostenibilidad y el cambio climático, el desarrollo territorial o la reducción de la pobreza y la desigualdad, entre otros.