La nueva ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, ha asegurado que afronta esta tarea con la “confianza y seguridad” que le da “la calidad personal y profesional de toda la comunidad educativa”, cuyos miembros “son el orgullo de este país” y “han sido ejemplo para todo el mundo” en un tiempo marcado por la pandemia. Además, se ha comprometido a permanecer “en una escucha continua, buscando el consenso y fomentando el trabajo coordinado”.

Durante del acto de traspaso de la cartera ministerial de manos de su predecesora, Isabel Celaá, la actual responsable del MEFP ha destacado el esfuerzo de la comunidad educativa especialmente en “uno de los momentos más complejos”, debido a la crisis sanitaria causada por el COVID-19, dando “lo mejor de sí mismos para que se garantizara algo tan fundamental como el derecho a una educación con calidad”. En este sentido, ha abogado por “convertir todo lo aprendido” a lo largo de estos últimos meses “en uno de nuestros mejores activos para el futuro”.

En cuanto a las directrices que marcarán su labor al frente del ministerio, ha avanzado que se continuará apostando por “una educación inclusiva, equitativa y de calidad”, que combine la adquisición de competencias STEM y artísticas como elementos de una enseñanza “integral y humanista”. Otras líneas de actuación estarán encaminadas a garantizar la permanencia del alumnado en el sistema, impulsar la digitalización y apoyar la escuela rural, reforzando el papel de sus docentes.

Asimismo, Alegría tendrá que asumir el desarrollo y la implementación de la nueva Ley de Educación, la LOMLOE, aprobada en diciembre del año pasado, algo que requerirá trabajar “codo a codo con las administraciones autonómicas”, según señaló la ministra, quien también se encargará de “completar el proceso ya iniciado” para “convertir en la Formación Profesional no ya en una alternativa, sino en una opción preferente para los alumnos y alumnas de cara a decidir los itinerarios formativos para su futuro laboral”.

Tras calificar de “formidable” la labor realizada por Celaá y su equipo, la nueva titular del MEFP ha defendido “en este tiempo se han superado grandes retos, pero tenemos que seguir trabajando de manera coordinada con todos los agentes del sistema educativo para hacer de la educación española una auténtica palanca de transformación y progreso”, que “vaya más allá en la igualdad de oportunidades, convirtiéndose en un instrumento eficaz del empoderamiento de la ciudadanía”.

No obstante, Alegría ha reconocido que podrá contar “con una hoja de ruta y con unas prioridades claras” gracias al “legado” que le deja su antecesora en el cargo, a quien ha expresado su gratitud por la dedicación y el esfuerzo demostrado sobre todo en unos “momentos tan complicados” a consecuencia de los efectos de la pandemia. Además, ha agradecido al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la confianza depositada en ella.

La despedida de Isabel Celaá

Por su parte, Isabel Celaá ha admitido en su discurso de despedida que los tres años que ha estado al frente del MEFP han sido “durísimos”, pero “reconfortantes también”. “El surco del arado está trazado, falta seguirlo”, aunque es un “trabajo duro”, porque “no lo hay blando en educación”, según ha advertido la ex ministra a su sucesora, al tiempo que ha declarado que “educar es ayudar a construir personas, empoderarlas, desarrollar todo su talento y no dejar a nadie atrás”. “La educación -ha añadido- es el agua que se necesita para vivir, es conocimiento, es igualdad, es prosperidad, pero como el agua, para transmitirse y transitar, necesita fuerza, impulso, pasión, si es posible, porque es fuerte por dentro, pero frágil por fuera y puede deslizarse fácilmente entre los dedos y perderse”.

Una docente con dilatada experiencia política

Nacida en 1977, la nueva ministra de Educación y Formación Profesional es diplomada en Magisterio en la especialidad de Educación Primaria por la Universidad de Zaragoza y Máster Universitario en Estudios Avanzados en Educación Social por la Complutense. Además, ha sido diputada en el Congreso entre 2008 y 2015, diputada en las Cortes de Aragón y consejera de Innovación, Investigación y Universidad de esa comunidad desde 2015 hasta 2019, y concejala del ayuntamiento de Zaragoza hasta febrero de 2020, cuando fue nombrada delegada del Gobierno en Aragón. Asimismo, ha desempeñado diferentes cargos en el PSOE.

Su nombramiento representa una de las seis incorporaciones al nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez, que “tendrá como principal tarea consolidar la recuperación económica y la creación de empleo” y “gestionar la enorme oportunidad que representan los fondos europeos” para apuntalar la modernización de nuestra economía, según declaró el presidente.

[Imagen: Ministerio de Educación y Formación Profesional]