El Proyecto de Ley Orgánica de Ordenación e Integración de la Formación Profesional ha recibido luz verde del Consejo de Ministros y en las próximas semanas iniciará el trámite parlamentario para su aprobación definitiva. La implantación de la futura norma, que se llevará a cabo en cuatro años, tendrá un impacto presupuestario de 5.474,78 millones de euros y consolidará un sistema de FP único, con itinerarios formativos más flexibles y con mayor implicación de las empresas.

“Debemos a toda una generación de jóvenes una oportunidad de empleo de calidad como la que les puede proporcionar la Formación Profesional”, según ha declarado la ministra de Educación y FP, Pilar Alegría, quien ha explicado que la nueva ley conseguirá “una integración real de toda la oferta formativa”, para que cualquier persona, independientemente de su edad y su situación, pueda “encontrar de una forma sencilla” la más “adecuada a sus necesidades en cada momento”.

El texto, que responde al proceso de transformación de la Formación Profesional iniciada por el Gobierno en 2018 con el diseño de una estrategia de modernización, ha recibido aportaciones de las comunidades autónomas, otros departamentos ministeriales, el sector empresarial, interlocutores sociales, distintas asociaciones y entidades, y de la ciudadanía. Además, ha contado con los informes favorables del Consejo Escolar del Estado, el Consejo Económico y Social, el Consejo General de la FP, Conferencias Sectoriales y del Consejo de Estado.

Consolidar y ordenar un sistema único de Formación Profesional que por primera vez estará dirigido a estudiantes y trabajadores (ocupados y desempleados) para facilitar itinerarios formativos a lo largo de la vida profesional de las personas es el principal objetivo de la norma. De este modo, se pondrá al servicio de los ciudadanos un nuevo modelo acorde con sus necesidades de formación, lo que favorecerá su entrada y permanencia en el mercado laboral y contribuirá a la transformación del sistema productivo del país.

Para ello, el texto establece una oferta única, modular y flexible de FP ordenada en itinerarios formativos que permiten la progresión a través de cinco grados ascendentes (A, B, C, D y E). Esta estructura facilitará el acceso a un abanico de formaciones de distinta duración y volumen de aprendizajes que contempla desde unidades más pequeñas o microformaciones hasta alcanzar los títulos y cursos de especialización. De esta manera, cada persona podrá diseñar y configurar itinerarios propios adaptados a sus expectativas profesionales y necesidades laborales, gracias a una oferta que será acumulable, certificable y acreditable.

Toda la Formación Profesional tendrá carácter dual, incluyéndose para la oferta del Grado C (que conduce a la obtención de un Certificado Profesional) y el Grado D (que se corresponde con los ciclos formativos de FP), un periodo de formación en empresas bajo dos regímenes: general e intensivo. Incrementar la colaboración y corresponsabilidad de los centros de formación y los centros de trabajo en cuanto al desarrollo conjunto de los aprendizajes del currículo es otro de los retos de la futura norma, que además incorpora la figura del tutor dual del centro y del tutor dual de empresa para la valoración de los aprendizajes adquiridos por cada estudiante.

Asimismo, el proyecto de Ley persigue la transformación del sistema de acreditación de competencias profesionales adquiridas mediante la experiencia laboral y vías no formales de formación para hacerlo más ágil, así como la regulación de las relaciones entre las enseñanzas de Formación Profesional y las universitarias. En palabras de Alegría, se pretende potenciar los “vasos comunicantes” entre universidad y FP para que pueda haber un “tránsito fluido entre los estudios”, e impulsar nuevos modelos de colaboración, proyectos compartidos e intercambios de recursos y espacios para generar transferencia de conocimiento y la puesta en común de buenas prácticas.

El texto aprobado por el Consejo de Ministros también apuesta por la Orientación Profesional a lo largo de la vida y por la internacionalización de la FP, con un modelo en el que la innovación, la digitalización, la investigación aplicada y el emprendimiento serán ejes transversales.