Un estudio del Centro de Políticas Económicas de ESADE (EsadeEcPol) advierte de que la jornada escolar continua tiene consecuencias negativas en los ingresos y el empleo de las familias, especialmente para las madres, que concentran el 66,4% del impacto, lo que contribuye a “agravar las brechas de género”. Además, alerta de que este modelo se está extendiendo “mientras se niega la evidencia disponible sobre sus efectos perniciosos sobre el alumnado y las familias”.
En el informe, titulado ‘Jornada escolar continua: Cómo la pandemia está acelerando un modelo social y educativo regresivo’, se destaca que esta modalidad se ha expandido en los últimos treinta años y, en la actualidad, las encuestas más recientes muestran que es mayoritaria en los centros públicos de Educación Infantil y Primaria. Además, las medidas epidemiológicas adoptadas a raíz de la crisis sanitaria por el COVID-19 han contribuido a acelerar su implantación y, según un sondeo realizado a 2.147 docentes, en torno al 44,5% de las escuelas con jornada completa o partida están debatiendo el cambio al horario matinal continuo para el próximo curso y un 28,7% ha activado votaciones para lograrlo.
Para los autores de esta investigación, sin embargo, el debate en España sobre la jornada escolar “es parcial y, en ocasiones, ignora la evidencia científica al respecto”. En este sentido, señalan que, en el caso del alumnado, aunque “no existe evidencia rigurosa sobre el efecto” que este factor tiene sobre el rendimiento académico, “algunos estudios correlacionales apuntan a que la jornada completa (o partida) está asociada a mejores resultados”, a lo que se suma que “se adapta mejor a los biorritmos” de los estudiantes y “mejora su salud, ciclos de sueño y bienestar”. Además, “el tiempo (lectivo y no lectivo) en la escuela supone un impacto positivo en los alumnos en términos académicos y socioemocionales”.
En cuanto a las familias, el informe resalta que los centros educativos tienen también “una función de custodia o cuidado fundamental”, que es un factor clave para la igualdad de género. “Cuando la escuela es a tiempo parcial, el empleo de las familias se resiente, pues dificulta que sus jornadas laborales puedan superar las 25 o 28 horas semanales”, indica el estudio, que calcula que este modelo supone una pérdida de 8.048 millones de euros de ingresos para las familias cada año.
Con respecto al profesorado, la encuesta realizada por EsadeEcPol desvela que “este colectivo se muestra mayoritariamente a favor de la jornada matinal (continua); y, paradójicamente, subraya los beneficios para el alumnado y las familias (y no tanto para el profesorado mismo) como las razones principales para justificar dicha modalidad”. En el informe, no obstante, se asegura que los docentes son quienes “más se benefician” de este tipo de jornada, “tanto en términos de bienestar como en posibilidades de conciliación”.
Para sus autores, no cabe duda de que los beneficios de una jornada escolar a tiempo completo, con un almuerzo temprano y un descanso para el alumnado de 3 a 12 años, “superan con creces los costes de mantener o incluso ampliar el statu quo”. Además, consideran que, tras el impacto de la pandemia en la salud mental y el bienestar emocional de la comunidad educativa, “la respuesta no debe conducir a reducir el tiempo en la escuela, sino a ampliarlo”. Por ello, abogan por articular “otras alternativas a la jornada continua que hagan a su vez factible compensar al profesorado por el fuerte deterioro que ha experimentado su situación laboral durante la última década”.
En concreto, proponen “un plan de inversiones derivado de los enormes beneficios económicos de una educación a tiempo completo” en las etapas de Infantil y Primaria, estimando un aumento de aproximadamente 1.200 millones de euros en la recaudación vía IRPF “con la generalización de una jornada escolar a tiempo completo, que podrían destinarse a garantizar y hacer políticamente viable esta modalidad de jornada”. De este modo, se podría ampliar la cobertura y cuantía de las becas de comedor para llegar a un 40% de todo el alumnado; desarrollar y mejorar las infraestructuras escolares en los colegios públicos de Infantil y Primaria para hacer posible un comedor en cada escuela a medio y a largo plazo; y compensar al profesorado con un complemento salarial para aumentar las horas de permanencia en los centros.